Economía e Imperio
Los historiadores nos atiborran con hazañas bélicas, grandes decisiones políticas, tratados clave .... pero la realidad es que todos los imperios del mundo se han basado en la superioridad económica.
Economía como base de los imperios
Para los apasionados de la economía y de la historia, como yo, es un poco frustrante que los textos históricos no incidan más en la economía, como razón para el crecimiento de los imperios y su imposición sobre sus rivales.
Todos, absolutamente todos, los imperios duraderos han desarrollado una base económica superior a sus rivales que les ha permitido prosperar e imponerse.
Esa supremacía
económica en la época pre-industrial se reducía a una mayor producción agrícola, que derivaba en una cantidad mayor de mano de obra. A más comida, mas súbditos podías alimentar y un mayor ejercito mantener.
En algunos casos, algún avance tecnológico invertían las tornas, y era primero el ejercito y luego la economía, como por ejemplo el Imperio Mongol con los estribos.
Las bases de una economía exitosa no cambiaron mucho desde Egipto hasta el último gran imperio pre-industrial, el Castellano o Español, que como ya conté por aquí, tuvo su “cuna” en los ricos valles del Alto Ebro.
Castilla, el primer imperio global
Este imperio fue el último de una era y el primero de otra, la del comercio mundial. Los avances en navegación dispararon el comercio, aunque la base de la producción seguía siendo agrícola, la navegación permitió poner en valor ciertas mercancías escasas, como las especias.
En esa búsqueda de las especias, Castilla se topó con América, y en esas tierras con un formidable rival, que también había basado su imperio en su superioridad agrícola.
Los Aztecas consiguieron dominar el centro de Mexico e imponerse al resto de las tribus gracias a su dominio de la ingeniería y la agricultura.
Controlaron las crecidas en el lago Texcoco con un enorme dique y desarrollaron las Chinampas.
Las Chinampas les permitía cultivar en el lago y conseguir el doble de cosechas que sus rivales, esta super producción agrícola les permitió tener una mayor fuerza demográfica, que se traducía en superioridad militar.
Además se encargaban de mantener su superioridad demográfica, sacrificando cruelmente a sus rivales.
Cuando los Castellanos llegaron, a pesar de la superioridad de sus armas, tuvieron que tejer importantes alianzas con las tribus vecinas para vencer a los Aztecas y compensar la diferencian en hombres. Se puede decir que los aztecas se impusieron por su superioridad agrícola y cayeron por su crueldad, que fue lo que facilitó que Cortés reclutara aliados entre sus rivales.
El poder de los profesionales
Por supuesto también fue clave el buen desempeño de los soldados Castellanos en la batalla, esto era algo que los Griegos ya se habían dado cuenta hace años, más vale un soldado bien formado que diez agricultores con una espada, y si no que se lo digan a Alejandro Magno.
Los romanos llevaron esto al limite con sus legiones profesionales, pero no debemos olvidar que mantener un ejercito profesional, es mucho más caro que hacer levas cuando la cosa se pone mal.
Entrenar soldados implica dedicar recursos económicos y humanos a algo que no produce. Por eso es importante una superioridad económica, que te permita el “lujo” de soldados profesionales.
Además, los ejércitos profesionales supusieron una importante válvula de escape para el descontento social que se daba por la desigualdad económica en los imperios.
Los tercios viejos de Castilla estaban plagados de busca vidas de poca monta y los casacas rojas se nutrían de las clases bajas Inglesas, siendo una forma de salir adelante o morir, para los estratos más bajos de la sociedad.
Pero no perdamos el foco, todo eso cuesta dinero.
El poder del acero
Con la llegada de la era industrial, el escenario cambió, el capital se volvió más importante que la mano de obra y por tanto que la agricultura.
Japón, al principio de la Segunda Guerra Mundial consiguió doblegar a China, el país mas poblado del mundo, gracias a su superioridad industrial.
Como fruto de estos cambios, los países se lanzaron a una cadena armamentística que acabo como acabó y en la que dos pequeños países, demográficamente inferiores, Alemania y Japón, casi doblegan al mundo desarrollando una industria orientada a la guerra.
Pero al final, su derrota llegó por la superioridad económica de EEUU, que la transformó durante la guerra en superior industrial y por lo tanto armamentística.
El resultado de esa contienda nos llevo a la Guerra Fría, una batalla económica, que de nuevo ganó Estados Unidos.
Poco después empezó a desarrollarse China, con un enfoque claro, convertirse en la primera potencia industrial del mundo.
El razonamiento es claro, si domino la industria, domino la economía y domino la fuerza. En la era anterior era agricultura, economía y fuerza.
De hecho en los últimos años, en el Pentágono preocupaba y mucho, no el tamaño del ejercito Chino en hombres, algo que ya no era determinante desde la revolución industrial. Preocupaba su capacidad para fabricar más tanques y mas baratos que EEUU.
Esa superioridad industrial de China, la llevaría a la victoria en un conflicto de desgaste con los americanos, lo que fue el detonante para el Pentágono para lanzar varios programas destinados a contrarrestar esa superioridad.
Dando lugar entre otras cosas a la “guerra mosaico”.
El poder de la inteligencia
Este nuevo concepto de Guerra se está probando en Ucrania, una guerra plagada de drones, misiles de precisión y sistemas de Inteligencia Artificial. En ese conflicto lucha la nueva guerra, contra la vieja, y los dos sistemas tienen presencia en ambos bandos, una guerra en la que los tanques caen como soldados de infantería en la segunda guerra mundial.
Pero no solo Ucrania es un laboratorio para los nuevos sistemas militares, también el conflicto de Gaza.
Guerra inteligente para asaltar una ciudad densamente poblada, minimizando las bajas civiles.
Si, se están minimizando, Israel ha conseguido lo imposible, arrasar una ciudad de 2 millones de habitantes hasta los cimientos con un 1% de bajas civiles.
Son una barbaridad de muertos, lo sé, la guerra es una mierda. Pero nunca nadie había conseguido tanta destrucción con tan pocas bajas, es un hecho.
En el conflicto de Israel, se prueban los últimos sistemas de drones y de misiles inteligentes y su antídoto, los escudos anti-misiles y anti-drones.
Y un sin fin de nuevas tecnologías y formas de guerra.
Pero de nuevo todo eso cuesta dinero.
China ganó la carrera de la era industrial convirtiéndose en la fabrica del mundo, pero el mundo ha cambiado y ahora el nuevo petróleo son los datos, para vender y también para ganar la guerra.
¿Cuánto vale la posición exacta de los rehenes Israelíes?
¿Se puede obtener su posición hackeando las cuentas de redes sociales de los terroristas de Hamas?
¿Puedes Palantir encontrarlos, como encontró a Osama Bin Laden?
¿Puede el Mosad asesinar selectivamente a los lideres de Irán?
El mundo cambia muy rápido y la tecnología también.
Ya no necesitas legiones para dominar el mundo, ni divisiones Panzer, ni trescientos Chengdu J-20.
Ahora necesitas datos, muchos datos ….. y talento, mucho talento para explotarlos.
Y por supuesto, todo esto cuesta dinero.